Joao Silva, el sobreviviente

 


Joáo Silva, el sobreviviente


Por Jerome Delay 

El fotógrafo portugués João Silva es uno de esos profesionales que ha mantenido constante a lo largo de los años su presencia en las zonas de guerra.

Alcanzó fama mundial al formar parte de aquel grupo de jóvenes periodistas al que se conoció como el "Bang Bang Club", 
quienes retrataron los últimos y violentos espasmos del régimen del apartheid en Sudáfrica. 


Estuvo junto a Kevin Carter el día en que este sacó la fotografía del buitre y la niña en Sudán por la que ganaría el premio Pullitzer. De hecho, Silva capturó instantáneas similares.

De Soweto al mundo

Desde su base en Sudáfrica, Silva (1966), cubrió la guerra de los Balcanes, Chechenia, Oriente Próximo y buena parte de África. En los años de mayor violencia en Irak sus imágenes no dejaban de aparecer en The New York Times.
Otro extraordinario fotógrafo luso, João Pina, describía a Silva como un hombre “tranquilo y generoso”. Greg Marinovich, integrante del Bang Bang Club, escribía acerca de él: “Es un humanista, con una tranquila y callada empatía hacia cada persona que conoce, que fotografía. Generoso y divertido, hace fotografías cargadas de gracia, que son a su vez una elegía y un importante documento de vidas aventuradas, vidas atesoradas y vidas perdidas”.


“Es el único con el que se puede caminar por una calle en la que todo puede suceder mientras te hace reír”, sostiene Franco Pagetti.


TRAGEDIA AFGANA:

El 23 de octubre del 2010, Silva perdió las dos piernas al pisar una mina en Afganistán. Estaba realizando un reportaje junto a la Cuarta División de Infantería (parte del contingente de 30 mil soldados enviados por la administración de Obama en 2010) en el distrito de Arghandab, provincia de Kandahar. Lo acompañaba Carlota Gall, que salió indemne y que escribió un artículo en el NYT en el que describe el complejo escenario que el uso masivo de explosivos caseros está generando en el sur del país del Hindu Kush. 

"Era como el tercer hombre en la fila, y por casualidad puse mi pie tal vez un poco más a la izquierda o un poco más a la derecha, y bam ", le dice a Terry Gross de Fresh Air , hablando desde Walter Reed. Army Medical Center, donde se está recuperando. "Básicamente escuché los sonidos metálicos - bang - y me arrojaron. Mi reacción inicial fue pedir ayuda a los chicos a mi alrededor. Los chicos a mi alrededor estaban un poco aturdidos por la explosión, pero me agarraron bastante rápido y me arrastró fuera de la zona de muerte ".

Mientras lo llevaban a rastras, Silva continuó tomando fotografías. Le pidió a la reportera del New York Times , Carlotta Gall, un teléfono satelital para llamar a su esposa.

"Llamé a mi esposa. Le dije a mi esposa, porque había visto que mis piernas se habían ido, le dije a mi esposa, 'Escucha. Las piernas se han ido. Pero creo que voy a estar bien. Creo que voy a seguir vivo.' "

RECUPERACIÓN DE SILVA:

Poco después, un helicóptero de evacuación médica aterrizó en el lugar. Silva fue transportado primero a Alemania y luego a Walter Reed, donde pasó tres semanas en la unidad de cuidados intensivos. En febrero dio sus primeros pasos en el hospital con dos prótesis de pierna.
João Silva con Emilio Morenatti

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Por Michael Kamber para The New York Times

Nací en Lisboa (1966). Mis padres emigraron de Portugal a África cuando era muy pequeño. Vivimos en Mozambique durante unos años. Llegó la independencia y la guerra civil era inminente, así que emigraron a Sudáfrica. Crecí allí, en la clase trabajadora. No fui a la universidad. Dejé el instituto por voluntad propia. Era un chico rebelde, no me llevaba bien con la autoridad. Dicho en pocas palabras.

¿Cómo te convertiste en fotógrafo?

Me hice fotógrafo a final de los ochenta por accidente. Un amigo estudiaba diseño gráfico. Una de sus asignaturas era fotografía. Lo acompañé un día que fue a tomar fotos. En ese momento me di cuenta de que quería ser fotógrafo.

Lo supiste inmediatamente.

Lo supe inmediatamente. Y también supe que no quería hacer fotografía de moda o de arquitectura. Sabía que quería estar en el filo de la historia. Así que de ese momento en adelante, fue fácil porque Sudáfrica estaba pasando por una transición. El apartheid del gobierno estaba llegando a su fin porque había mucha actividad política -violencia política- y era un punto de partida perfecto. Ése fue mi campo de entrenamiento. Era todo muy cercano y personal.

¿Para quién empezaste a fotografiar?


Para un pequeño periódico de la comunidad. Realmente no me centraba en nada de lo que ocurría en el distrito segregado porque era sobre todo un periódico blanco para una comunidad blanca. Pero en mi tiempo libre cubría la violencia. Pronto empecé a trabajar de freelance para Reuters. Luego, entré en el periódico sudafricano más importante y trabajé con ellos unos tres años. Después entré en AP y The Times. Empecé a trabajar de freelance para The Times en 1996. En 2000, me hicieron contrato de fotógrafo. Fue la mejor decisión que tomé nunca. No me puedo quejar.
¿Puedes hablarnos de los años con Kevin Carter y Greg Mainovich, con los que escribiste The Bang Bang Club?

Greg fue el autor principal. Simplemente, éramos un grupo de amigos que cubría lo que pasaba en el país en ese momento. Pasábamos el tiempo juntos y vivíamos juntos. Una revista decidió hacer un artículo sobre nosotros. Ellos acuñaron el término Bang Bang Club. El Bang Bang Club nunca ha existido realmente; fue producto de la imaginación de alguien. Pero el nombre permaneció. Y ya sabes, se ha convertido en realidad en los últimos años con los trágicos eventos del suicidio de Kevin, la muerte en combate de Ken Oosterbroek y el disparo que recibió Greg.

La gente tiene una idea muy equivocada sobre lo que hacemos. De hecho, mucha gente nos ve a los fotógrafos como buitres, que vivimos del sufrimiento de la gente.

Pero ése no es el caso de la mayoría. Realmente hay una necesidad de mostrar lo que está ocurriendo. A veces lo hacemos corriendo un verdadero riesgo. Si estamos en una unidad marina o naval y ellos están recibiendo disparos, nosotros estamos recibiendo disparos. Los soldados con los que vamos nos comprenden. Pero creo que el público en general tiene una idea muy distorsionada de lo que hacemos. Es verdad que a veces somos insensibles. A veces, nos vemos obligados a pisar algunos cadáveres para hacer una foto, o charcos de sangre. Pero haciendo eso, intentamos mostrar al mundo la realidad de la situación a la que nos enfrentamos. Puede que no cambies el mundo con tus imágenes –de hecho, creo que nunca he visto una imagen que haya cambiado el mundo- pero si has cambiado la opinión de alguien, creo que ya has logrado algo.

La mayoría de los fotógrafos que conozco son profesionales realmente comprometidos. No es sólo porque quieras hacer una foto genial potencialmente ganadora del Pulitzer. Esos casos son contados.
¿Cómo te enfrentas al miedo? ¿O el miedo no es algo de lo que tengas que preocuparte?

Buena pregunta. Creo que toda la cuestión del miedo se exagera. En algún momento u otro, todos tenemos miedo. Lo que importa es cómo se manifiesta ese miedo. Cuando te enfrentas a una nueva situación, hay ciertas cosas desconocidas y cierta ansiedad relacionada con ellas. Pero una vez que estás dentro, sigues adelante. A medida que sigues adelante, te enfrentas a cada nueva incógnita. Simplemente, luchas contra ello. Si llegas a un punto en el que piensas que no puedes controlarlo más, sencillamente no sigues adelante.

El miedo es algo real. Lo que importa es actuar a pesar del miedo. No creo que nadie en este trabajo no haya tenido miedo o haya sentido una cierta ansiedad sobre lo que estaba haciendo. Ni siquiera sé cómo llamarlo, pero creo que todos lo sentimos. Es normal.


Entrevista completa:

https://maestrosdelafotografia.wordpress.com/2014/08/10/entrevista-a-joao-silva-actuar-a-pesar-del-miedo/





https://www.npr.org/2011/04/21/135513724/two-war-photographers-on-their-injuries-ethics?t=1628247950996



https://maestrosdelafotografia.wordpress.com/2015/01/09/las-ultimas-imagenes-de-joao-silva/

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